Ayer estaba por el supermercado tratando de distinguir el vinagre de otra serie de botellas de contenido parduzco cuando una señora madura me sacó de mi trance y me preguntó (en inglés) que si era el profesor de español. Vamos, como si estuviéramos en un pueblucho y fuera el señor médico. Con este tipo de preguntas/emboscadas siempre me entra un repentino sudor frío y pienso que es el momento en el que me dicen que yo soy el que ha dejado embarazada a su hija (calumnia sin ningún tipo de fundamento) y debo defender mi honra a trabucazos. Que si es vecina, que si conocía a la anterior profesora, que si es amiga de la profesora de ruso, que si yo sé ruso, que si me invita a cenar con su familia... Mantengo la compostura y el tipo aunque afirma que su hija habla inglés bien. ¿Su hija? ¿La vecina que justamente vive en el mismo piso que la otra profesora? Todo algo inquietante, aunque habrá quien diga que soy yo muy inquietable. En fin, me reafirmo en lo dicho, no tengo nada que ocultar, aunque no deja de ser extraño.
Hasta otra, voy a lavarme los dientes.
Hasta otra, voy a lavarme los dientes.
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