He pasado la tarde plantando flores con la alumnada en la entrada de la universidad. Me invitaron pero no se imaginaban que a las 15h iba a aparecer con mis pantalones de carpintero. Habían dejado ya la tierra en barbecho durante la semana pasada y hoy tocaba replantar unas florecicas de muchos y diversos colores, en una especie de camino por donde se entra a la universidad. Hemos plantado el flanco derecho y preparado el izquierdo (para la semana que viene imagino). Primero las hemos ordenado, para hacernos una idea y luego las hemos pasado (es decir, transplantado) de la maceta a la tierra, tras hacer un agujero en la tierra.

Me gusta la jardinería y los trabajos manuales, que no sean artísticos, como la carpintería, la fontanería, reparaciones electro-electrónicas (aunque no entiendo). No me gusta la mecánica (porque ensucia) ni la cocina. También me gusta fregar, los platos y nada que me haga doblar la espalda.

Y mientras, en España, un estudio dice que la mitad de la muchachada se ha emborrachado este último mes. Aquí plantamos flores, con espíritu de camaradería y buen ambiente, bajo el sol y con té gratis suministrado por la encargada de actividades de voluntariado (que era la que organizó el asunto).