lunes, 1 de junio de 2009

Ya sí, rompimos la barrera de los dos meses en territorio japonés. ¡Queremos más!

Hoy el palomo, bufadísimo, rondaba a la paloma...

Hay en un lugar unos que no me han pagado lo que me deben... Les perdono pero les guardo rencor.

Este fin de semana decidí coger el metro e ir de compras, a gastar los cualtos. Parece que la amenaza porcina amaina. Me compré una raqueta (para el tenis de los viernes; que por cierto el sensei me dijo que muy bien), un cepillo para los dientes eléctrico, una mochila (sí, otra, las tengo en número a la par con las pastas de dientes) y algo más que no me acuerdo. Y también terminé de revisar cámaras de fotos y creo que sé cual me voy a comprar.

Me he dado cuenta que debe existir alguna forma de despedida sensei-discípulo, un alayaestábiencadaunopasucasa... Lo cual explicaría que cuando hablo con la alumnada, cuesta terminar la conversación. Eso o mi personalidad magnética, que es posible, aunque sin llegar a los extremos del palomo.

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