miércoles, 29 de julio de 2009

Ya encontré la tienda y ya descansa en mi casa la espadita de bambú, en su funda para llevarla al hombro. La anciana no paró de hablarme en riguroso japonés durante la media hora que tardó en prepara el asunto, y yo no hacía más que encogerme de hombros. Debo parecer Robin Hood paseando con el arma encima... No es un asunto baladí, a ver quien se me acerca a pedirme una librita para el autobús.

La primera sesión fue muy satisfactoria. A solas con el sensei, que debe partir los cocos con la mirada. Además, majete. Los martes son casi todo niños pequeños, resulta gracioso verles.

Me llega desde los Balcanes una serie de imágenes bélicas... Esta dice, "un fuerte ruido a las 3AM, ¿qué agarras?". Yo lo tengo claro, espadazo a la cabeza.

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