La crónica nacional española ha pasado a convertirse en crónica internacional. Leo con interés los últimos y audaces testimonios de la diplomacia española en materia de política e imagen plus ultra. En el entuerto del atunero, parece que nuestros chicos del cuerpo de Infantería de Marina dispararon ráfagas a la flota pirata que marchaba con el botín cual barco del tesoro o expedición en busca del tesoro perdido. Ráfagas que parece ser no pasaron de marejadilla, cuando lo suyo hubiera sido una buena mar arbolada.

Y siguiendo con el tema naval y las ráfagas, parece que han ametrallado a la roja y gualda desde alguna embarcación británica frente a las costas gibraltareñas en lo que se está calificando como una escalada en la provocación y envalentonamiento de la Marina británica, que hasta incluso chulean e impiden que nuestra Benemérita patrulle la mencionada costa e impida el estraperlo. Desde el Gobierno se aparenta indignación por la afrenta sufrida, aunque la roja y gualda recibe peor trato de la costa hacia adentro. Propongo, sugiero lo siguiente para acabar con los aspavientos hacia nuestros símbolos nacionales: adopción como bandera nacional la bandera verdi-blanca de el Corte Inglés.

Estos acontecimientos me ruborizan y empezaré a presentarme como originario/ciudadano de Murcia, es decir, 'soy murciano' (I am Murcian/Murcianish, en inglés).