jueves, 23 de septiembre de 2010

(Barco, y II).

No he terminado todavía el relato del barco. Ya comenté lo graciosos que eran los chavales artistas y sus profesores, y los cafres de la muchachada de la vuelta. También dije que era un colegio sólo de chicos y a través de algunas conversaciones con uno de ellos (éste, muy listo y educado) me comentó algunas cosas... Que el centro era sólo de chicos para centrarse en el estudio, que entraban a las 0730 y salían a las 2300 (las clases terminaban sobre las 19 y luego el resto era estudio), que si se iban antes a su casa les atizaban... Yo le dije que viendo el ejemplo me parecía que no estaba funcionando el sistema, a lo que me respondió que en efecto, que así es el ambiente también dentro del colegio. Bien entrada ya la noche, seguía el estrépito, merodeaban por la máquina expendedora de cerveza (alguno se iba con los brazos llenos) -chavales de 16-17 años, siendo la edad legal para beber alcohol en Corea de 20-, y yo le pregunté al chaval, "¿y dónde están vuestros profesores para poner un poco de orden?". Me dijo que estaban todos borrachos y que no les hacían ni caso (los profesores a los nenicos). En efecto, tuve la ocasión de mantener una conversación con uno de los profesores, joven, de mi edad; ebrio y muy perjudicado no paraba de decir tonterías delante de todos los alumnos, en coreano, pero seguro que eran tonterías, y exaltar nuestra amistad a primera vista. Y luego los perlas... Como en el barco no te podías esconder, me los iba topando aquí y allí. Había un corrillo de ellos, hello, y me preguntan que quién es el más guapo de todos (?!), ante la sorpresa de todos, digo que X, estruendo, manguzás, risas... Uno cabezón me dice, señalando, que Y es el más feo. A mí me pareció muy injusto, primero porque no lo era, y tercero, porque está feo eso de los abusones. A lo que respondí "pues yo creo que tú eres mucho más feo", que además era la verdad. Más estrépito, risas y manguzás. Sé que fui cruel, pero no había otra salida.

Todo esto lo cuento porque como educante siempre tengo el ojo crítico y atento antes los panoramas educativos, que a fin y a cuentas son los que me costean las cámaras y estos viajes.

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