Sólo me quedan por subir fotos de Pusán y Seúl. Empiezo con Pusán. Ya sé que ya lo he dicho, pero fue lo que más me gustó del viaje y donde saqué las mejores fotos. Me pareció una ciudad magnífica para vivir.

En las fotos podéis apreciar el HDR en toda su gloria. Estos días, con motivo de mi experimentación con esta novedosa y tan de moda técnica, he perdido el respeto a más de uno. Sentía admiración por un par de personajes, uno con sus fotos ruinosas y otro con sus colores imposibles. Ya les he descubierto el secreto. A mis fotos les falta nitidez y sobra ruido (los punticos que se ven sobre todo en el negro y los cielos), pero vamos, es una cuestión de 1000 oros de más.

Esta primera foto es de mi primer día en Pusán. Vista del puerto desde la habitación del hotel (piso 18). Aunque está hecha a traves del cristal de la ventana, me gusta. La luz es la del sol al atardecer, después de un día lluvioso.

El segundo día fui a Beomeosa. Unos 45 minutos en metro y otros 30 en autobús. Es un templo de bhikkhuni ('monjas' budistas). A diferencia de Japón, Corea es un país muy religioso, tanto cristiano (con el 25% de la población) como budista y se nota al entrar en cualquier templo. Creo que es el sitio que más me gustó de todo el viaje.

Por casualidad, y creo que el último día, terminé en el parque de Taejongdae. Un viaje un poco pesado de 1 hora en autobús urbano pero mereció la pena. Era un día lluvioso, no había nadie y los acantilados eran salvajes. Mandaba desapacible con rachas de muy desapacible, pero logré llegar casi hasta abajo (viniendo de casi arriba). En la primera foto, muy cerca del mar, había unas señoras pescadoras que te trincaban el pez y te lo hacían pescado-sushi ahí mismito. Lo sé porque vi a dos aventureros locales almorzando. Yo el sushi no lo trabajo, qué queréis que os diga. El sitio es salvaje, pero tiene una especie de camino-ruta de casi 2 horas. Grandioso el parque este, oye.

Y ya por último van unas fotos nocturnas del centro (mucho bullicio) y de un museo.