sábado, 4 de julio de 2009

Leo en un rotativo nacional que finalmente se ha aprobado en Cataluña una ley (o lo que sea) que hará que el catalán sea la única lengua de instrucción a nivel educativo. Además, parece que quita también horas al español y lo deja al mismo nivel que el resto de lenguas extranjeras. Declaraciones variadas, y necedades del tipo 'es una ley de país'. A la mayoría de españoles esto ni les va ni les viene, pero a los que hemos tenido la desgracia de vivir en una de estas zonas y comprobar de que va el percal, creo que nos invade un sentimiento de asquete y repugnancia. Pero, hay que matizar. Los unos siguen y persiguen sus objetivos, que nos parecerán bien o mal, pero su actitud no debería ser despreciable: luchan por lo que quieren. Luego están los otros, que no tienen ningún objetivo y cuya actitud sí es despreciable. Lo crítico del panorama no es lo que unos hacen, sino lo que los otros dejan hacer. Y dicho esto, cuán alegre estoy de que mi sabiduría y talento sirva para educar y divertir a la muchachada de más allá de nuestras fronteras. Qué alboroto recorre mi cuerpo al pensar que no pago ni un duro de impuestos y que vaya usted a saber a dónde van mis papeletas electorales. Por esto y mucho más, he preparado una cena para unos y otros, de plato único y con vino incluido. Qué aproveche, paisanos...


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