lunes, 21 de junio de 2010

Creo que esta mañana he tenido un momento de esos que retratan a una nación. Lunes, primera clase de la mañana, no está la Magdalena para tafetanes, los silencios petrificados a los que se refiere Don Jose Francisco... Nos aproximamos de nuevo al pasado, entrando con el Perfecto. Repasamos morfología, usos, referencias temporales... Algunas preguntas, al estilo de mi nefasto maestro aquel que decía aquello de "vamos pollos, saquen libros, desempolven conocimientos" al tiempo que daba unas palmadas (he de confesar que esa frase ha salido de mi boca alguna que otra vez). A lo que vamos, les presento la expresión 'al + infinitivo' como elegante referencia temporal. "¿Qué has hecho al llegar a clase?". Les ofrezco una serie de actividades, infinitivos, para que prueben su suerte: "encender la luces", "saludar a mi amable profesor", "sentarse en la sila"... Agotado el repertorio, entro a saco, como de costumbre, para provocar a las masas: "ponerse triste". "¿Te has puesto triste al llegar a clase?"... Doy unos instantes de reflexión (un intercambio conversacional a tiempo real es del todo imposible), al no obtener respuesta, pregunto a la moza en cuestión si entiende lo de 'ponerse triste', me dice que sí... Continúa el silencio pero decido aguantar, hasta que me responde "SÍ". No mienten, no pueden mentir y por eso estaba callada, atrapada, entre la tristeza del aula y la honestidad japonesa. Pero vamos, no es que no me quieran, si se lo pasan bien, pero quién no se va a poner triste un lunes por la mañana, primera clase... Además, su gran problema es que se pone triste al entrar a la universidad...

1 Comentarios.:

Unknown dijo...

"Vamos pollos, saquen libros, desenpolven conocimientos". Inmenso.Casi me habia olvidado de este fenómeno

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